Es evidente que quien no sepa manejar en unos años la inteligencia artificial y no tenga una competencia tecnológica adecuada podrá verse vetado en el mercado laboral, aunque con los tiempos que corren hacer previsiones sobre cómo avanzará nuestra sociedad resulta terriblemente delicado. Estamos ahora en la disyuntiva entre pantallas o libros de texto. Los defensores de las distintas opciones gritan sus argumentos a favor de sus protegidos, y ambos tienen mucha parte de razón, pero lo cierto es que el gran augurio sobre las maravillosas ventajas del uso de pantallas en las aulas está empezando a sufrir ciertos reveses, de tal forma que hasta los expertos en pantallas son los primeros que pretendan limitarlas a sus hijos. Los estudios empiezan a demostrar que la tecnología no es tan fantástica como se pensaba. Incluso algunos neurocientíficos se atreven (con argumentos de peso) a hablar de cretinos digitales . Eso va a llevar a que muchos sientan nostalgia de pizarra y libro y