Aunque tengo muy presente siempre las recomendaciones que desde la neurociencia (*) se van presentando, sí que me gustaría añadir y explicitar esas recomendaciones. Una de las propuestas tiene que ver con la actividad física. No hace falta recordar que realizar actividad física mejora el sistema cardiovascular y el inmunitario, reduce la obesidad, regula los niveles de azúcar, fortalece los huesos y un largo etcétera. Sin embargo, sí que puede resultar interesante considerar las recientes investigaciones en neurociencia. En éstas, el ejercicio físico regular demuestra que puede modificar el entorno químico y neuronal de nuestro cerebro. La actividad física genera una serie de neurotransmisores, como la serotonina, la noradrenalina y la dopamina, que mejoran el estado de alerta, la atención y la motivación, factores que son imprescindibles para que se dé el aprendizaje. Además de estos neurotransmisores, se segrega, entre otras, la proteína BDNF que es muy importante p