Un videojuego pretende  que quien se ponga delante de éste; juegue, y
juegue mucho; cuanto más mejor. Así que todo está creado para intentar
enamorar al jugador, dejándole  atrapado en una misión a cumplir, con  unas
recompensas que conseguir y una opción muy real de  ganar y superarse. ¿Quién se resistiría? Recompensas, retos y metas se mezclan en
forma de sprites, sonidos y  movimientos provocando un torrente de endorfinas que inevitablemente hacen su trabajo.
Pero a estos elementos les acompaña también esfuerzo, trabajo
cognitivo, concentración, coordinación óculomanual, muchos etcéteras y sobretodo: motivación y
aprendizaje. Ambos grupos de palabras se entremezclan ofreciendo una
oportunidad increíble para utilizarlas en actividades de aprendizaje dentro y fuera del aula. Si
añadimos elementos curriculares al tándem  hacemos un trasvase de pasión que transforma lo curricular en algo menos árido y mucho más atractivo.
Por ejemplo: en
este pequeño videojuego repasamos los números hasta el 9999 o el 99999, solo
hay que ordenarlos, pero en vez de hacerlo con un lápiz; lo hacemos
con un coche, música y unas furgonetas. Se puede jugar con el
ordenador y tablet Android.
En www.aventurasdeaprendizaje.es
y en www.salvarlatropa.es 
se pueden ver muchos más ejemplos.
 
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